
Hubo un tiempo en el que un piloto de motos era un piloto de motos. No importaba la especialidad: un piloto «de verdad» hacía igual cross que trial que velocidad que lo que le pusiesen por delante, además de colaborar luego en el día a día de la fábrica, tanto en las innovaciones técnicas de nuevos modelos como en lo que fuese. Y si alguien representa perfectamente esta «multifunción» de los pilotos de antes es sin duda Pedro Pí -Pere Pí, en catalán-. Campeón de España de trial, de velocidad y varias veces en motocross, colaborador destacado en el desarrollo de motos como las Cappra o, sobre todo, la famosa Cota 247, iniciadora de la saga, estuvo vinculado a Derbi en sus primeros años hasta que en 1960 ficha por Montesa, marca con la que seguiría unido hasta 1983, cuando llega la unión con Honda. Como piloto empezó joven, con las Derbi: en 1956 gana sus primeras carreras de cross lo que lleva a Montesa a fijarse en él donde corre en cross hasta el 66 pasándose después al trial, donde permaneció como uno de los pilotos a batir hasta 1974. También en los 50, todavía con las Derbi consigue el título de campeón de España de Velocidad en la categoría de 100cc con una Derbi 98.
Como directivo en Montesa vivió el momento álgido de las motos off road, siendo responsable del desarrollo de estas motos y desarrolló e impulsó el «trialsin» (trial en bici) haciendo que la marca desarrollase una importante gama de estas bicis. A él se deben también ideas tan geniales -y que hoy día parecen «de toda la vida» como el kit de asiento y deposito unido para el trial (Cota 247), las estriberas plegables (Cota 247) o el tubo de respiración del depósito, que permite que no salte gasolina como antes pasaba con los tapones de carretera, que se montó, por vez primera, en las Cappra GP de 1968.