En España, las míticas y resistentes Mobylette francesas fueron fabricadas durante años en el País Vasco por G.A.C. (Garate, Anitua y Compañía) bajo licencia. Durante décadas, fue la gran rival del Vespino, y en algunas regiones llegó incluso a superar sus ventas, ¡y eso que del Vespino se produjeron más de dos millones de unidades!
A lo largo de su historia, Mobylette lanzó una infinidad de modelos en nuestro país. Desde las primeras unidades de los años 50, con sus frenos de palanca invertida y aquel inconfundible color azul claro, hasta nombres icónicos como la Sherpa, Campera, Rural, Onyx, Magnum, SP 96, D55, y muchos más.
Pero lo que tenemos aquí es una verdadera joya: una Mobylette Supercross R en estado completamente original, sin restaurar. Aún conserva detalles de la época, como el curioso arco protector que envuelve el manillar, diseñado para evitar que el piloto saliera despedido en caso de bache… aunque con un poco de mala suerte, también podía costarte una costilla rota.
Cuenta con faros de fabricación francesa, instrumentación Uret, transmisión por correa y polea, y unos frenos sorprendentemente eficaces para lo que se estilaba en los ciclomotores de entonces.

In Spain, the legendary and robust Mobylette mopeds from France were manufactured for years in the Basque Country by G.A.C. (Garate, Anitua y Compañía) under license. For decades, it was the great rival of the Vespino, and in some regions, it even outsold it—quite a feat considering that over two million Vespinos were produced!
Throughout its history, Mobylette introduced a vast range of models in Spain. From the early 1950s units, with their inverted brake levers and unmistakable light blue color, to iconic names such as the Sherpa, Campera, Rural, Onyx, Magnum, SP 96, D55, and many more.
But what we have here is a true gem: a Mobylette Supercross R, in completely original, unrestored condition. It still preserves fascinating details from the era, such as the curious protective arch around the handlebars, designed to prevent the rider from being thrown forward over bumps—though with a bit of bad luck, it could just as easily leave you with a broken rib!
It features French-made headlights, Uret instrumentation, a belt-and-pulley transmission, and surprisingly efficient brakes—at least by the standards of mopeds from that time.