
Las primeras marcas nacionales del motociclismo en España ayudaron a consolidar la industria con ingenio y determinación, dejando una huella imborrable pese a su limitada producción.
Patria (1922 – 1936, Badalona). En respuesta a un concurso para motorizar al ejército, Patria desarrolló motocicletas con motores ACE de cuatro cilindros y hasta 1.260 cc, que se encontraban entre las más rápidas de su época. Sin embargo, al no ser seleccionadas para el servicio militar, se vendieron a particulares, e incluso algunas llegaron a utilizarse como taxis. Además de estas potentes máquinas, Patria fabricó modelos con motores Villiers y JAP, adaptándose a diferentes segmentos del mercado. La Guerra Civil truncó su desarrollo y puso fin a la «Fábrica Nacional de Motocicletas, Sidecares y Bicicletas Patria», fundada por Antonio Serra. En 2020, una de sus legendarias Patria ACE se subastó en Las Vegas por 121.500 €, reflejando el valor histórico de la marca.
Lutetia (1924 – 1931, Barcelona). Lutetia nació de la mano de José Sugrañés, quien comenzó importando motores franceses de la misma marca. Al ver su potencial, decidió ensamblarlos en chasis fabricados a medida por José Montpeó. Aunque también empleó motores MAG y Villiers, el nombre Lutetia se mantuvo como sello distintivo. Con una producción estimada en apenas 25 unidades, la marca se ganó un prestigio notable entre los conocedores de la época, demostrando que la calidad podía prevalecer sobre la cantidad.
Motos Fusté (1923 – 1929, Barcelona). Julio Fusté Cercós fue un pionero tanto en la competición como en la fabricación de motocicletas. Inicialmente, combinó motores Villiers y DKW con chasis Montpeó, pero pronto comenzó a diseñar sus propios bastidores. En 1929, tras una pausa, regresó a la competición con motocicletas bajo sus iniciales: J.F.C. Su visión industrial lo llevó a ceder su licencia de fabricación a Olimpic en los años 50, aunque más tarde la recuperó para producir motocicletas y trifurgonetas Delfín hasta 1962. Antes de la Guerra Civil, su producción alcanzó unas 50 unidades, lo que refleja su carácter exclusivo.
Salvador (1922 – 1930, Barcelona) Salvador Grau, un reputado fabricante de llantas, se adentró en el mundo de la motocicleta en 1922 con una propuesta versátil que abarcaba desde modelos sencillos de 125 cc hasta sofisticadas bicilíndricas con los últimos avances mecánicos. Estas motos, equipadas con motores propios o importados de Train, Moser y MAG, destacaban por su diseño y rendimiento. En 1924, Salvador presentó su propio motor de cuatro tiempos, marcando un hito en la ingeniería nacional. Aunque su producción total fue de aproximadamente 200 unidades, su legado contribuyó al desarrollo del motociclismo español.
Estas marcas jugaron un papel crucial en la historia del motociclismo en España, demostrando que la innovación y la pasión podían abrir camino en un sector en plena evolución.

Spain’s first national motorcycle brands played a key role in consolidating the industry through ingenuity and determination, leaving a lasting mark despite their limited production.
Patria (1922 – 1936, Badalona) In response to a military initiative to motorise the army, Patria developed motorcycles powered by ACE four-cylinder engines of up to 1,260 cc, ranking among the fastest of their time. However, after being rejected for military service, these machines were sold to private individuals, with some even being used as taxis. Alongside these high-performance models, Patria also produced motorcycles equipped with Villiers and JAP engines, catering to different market segments. The Spanish Civil War abruptly halted production and led to the closure of the «Fábrica Nacional de Motocicletas, Sidecares y Bicicletas Patria», founded by Antonio Serra. In 2020, one of Patria’s legendary ACE models was auctioned in Las Vegas for €121,500, reflecting the brand’s historical significance.
Lutetia (1924 – 1931, Barcelona) Lutetia was founded by José Sugrañés, initially as an importer of French Lutetia engines. Recognising their potential, he decided to assemble them into bespoke frames manufactured by José Montpeó. Although Lutetia also incorporated MAG and Villiers powertrains, the brand retained its distinctive name. With an estimated production of just 25 units, Lutetia earned a notable reputation among enthusiasts of the time, proving that quality could prevail over quantity.
Motos Fusté (1923 – 1929, Barcelona) Julio Fusté Cercós was a pioneer in both motorcycle racing and manufacturing. Initially, he combined Villiers and DKW engines with Montpeó frames, but he soon transitioned to designing his own chassis. In 1929, after a brief hiatus, he returned to racing with motorcycles bearing his initials, J.F.C. His industrial vision led him to transfer his manufacturing licence to Olimpic in the 1950s, though he later reacquired it to produce Delfín motorcycles and three-wheeled vans until 1962. Before the Spanish Civil War, his production reached approximately 50 units, underscoring its exclusivity.
Salvador (1922 – 1930, Barcelona) Salvador Grau, a renowned wheel manufacturer, ventured into motorcycle production in 1922 with a versatile range spanning from simple 125 cc models to sophisticated twin-cylinder machines incorporating the latest technological advancements. These motorcycles, powered by either in-house or imported Train, Moser, and MAG engines, stood out for their design and performance. In 1924, Salvador introduced his own four-stroke engine, marking a milestone in Spanish engineering. Although total production was limited to around 200 units, the brand’s legacy contributed significantly to the development of Spanish motorcycling.
These manufacturers played a crucial role in Spain’s motorcycling history, demonstrating how innovation and passion paved the way for an evolving industry.