En el Museo de la Moto Española de Alcalá de Henares, Made in Spain, se exhiben muchas de las máquinas más representativas de la historia del motociclismo nacional. Y unas de las que se merecen destacar entre las más de 300 joyas expuestas son las legendarias Bultaco Astro. Motos nacidas en España pero diseñados específicamente para competir en una disciplina tan americana como el dirt track.
Puede que muchos no hayan oído hablar de las Astro, pero en realidad son una de las motos españolas más icónicas y cotizadas. Fueron concebidas a principios de los años 70 en la fábrica de Bultaco para satisfacer la demanda del mercado estadounidense, donde las carreras en óvalos de tierra eran una de las especialidades destacadas. El dirt track exigía un tipo de moto muy diferente a lo que se conocía en Europa: sin freno delantero, con los pedales de freno y cambio situados ambos en el lado derecho para poder usar una plantilla metálica en el pie izquierdo para apoyar en el suelo mientras se derrapaba en las curvas, una una moto que exige aceleraciones fulgurantes cuando sales a las rectas, estabilidad a prueba de baches en esos tramos y control absoluto de la derrapada en las rápidas curvas. Un chasis con un diseño distinto, motores potentes y una estética «a la americana». En ese contexto, Bultaco vio una oportunidad y no cabe duda que lo supo hacer: crearon las Astro: unas motos ligeras, rígidas, potentes y muy competitivas.
Su historia arranca en 1972 e irá, durante años, en paralelo con la evolución de las Pursang. Su desarrollo técnico incluyó ese chasis rediseñado, carrocería afilada con colín elevado y un motor más apretado todavía que el de sus hermanas de cross. Eran motos listas para correr desde que salían del cajón, como exigía el aficionado americano. Su decoración a cuadros, con el nombre Bultaco en el depósito, es hoy reconocida por coleccionistas y nostálgicos del motociclismo clásico.
Sin embargo, el final de esta historia de éxito parece torcerse cuando, algunas de las últimas unidades fabricadas nunca llegaron a enviarse a EE. UU. y permanecieron almacenadas en la fábrica: el importador americano se negó a quedárselas, en un mercado en recesión. Fue entonces cuando la empresa Speed Fiber, especializada en componentes de competición, vio su potencial para las carreras urbanas y subidas en cuesta que se celebraban por toda España. Aquellas Astro fueron transformadas para adaptarse a las peculiaridades del asfalto ibérico: estriberas convencionales, frenos de disco, horquillas y llantas de aleación, y otros ajustes que las convertían en motos extremadamente eficaces en circuitos revirados y mal asfaltados: un motor rápido, una caja de cambios de carreras y un chasis diseñado para ser estable en rectas y curvas rápidas y para las exigencias de la competición.
Una de esas Astro Speed Fiber puede contemplarse hoy en el museo, dentro de la estructura conocida como La Jaula, donde podrás ver cómo esta reina del dirt track se convirtió en un arma temible en manos de aquellos pilotos especialistas en los circuitos urbanos. Cerca de ella se encuentra otra Astro, esta vez en configuración original, tal como se diseñó para competir en los óvalos de tierra norteamericanos: sin freno delantero, con disco trasero americano y el carísimo carburador Lectron que preferían alli. Entre ambas se escribió parte de esta historia: la de unas motos que triunfaron en las carreras en el óvalo, sobre el polvo de Springfield y, al final de su vida, sobre el asfalto rugoso de una subida en las sierras españolas.
Y también junto a ellas una de sus rivales quizá mas cercana: la OSSA con chasis Champion (americano) y motor Phantom; otra moto de corazón español y alma americana, espectacular con su chasis cromado.
Hoy, gracias al Museo de la Moto Española en Alcalá de Henares, es posible revivir esa etapa gloriosa en la que el ingenio, la competición y la internacionalización marcaron el paso del motociclismo nacional. Y en ese relato, las Astro ocupan un lugar de honor. Tienes que venir a verlas